Coincidimos en muchas reuniones pero nunca hablé con ella. Un día la invité a que cerrara con su lectura la feria de editoriales independientes que estaba organizando para el gobierno de la provincia y aceptó encantada. En el interín hablamos unas cuantas veces por teléfono. Siempre amorosísima, incluso cuando le tuve que decir que el evento se había suspendido. Me consoló ella a mi, fue muy amorosa. Me quedo con ese recuerdo y con su poesía.
si alguien tiene que ser después
si alguien tiene que tomar la antorcha la bandera la furia la palabra
después de una lucha otra lucha
después de mi certeza otra certeza
mitos reclamos voces de mujeres que no añoran la soledad
ese sueño de las pequeñoburguesas
ellas conocen la libertad la independencia e ignoran la voz autónoma
si el perro aúlla lo que ella calla
nunca supe si tenía un ángel a mi lado
y si estaba ha silenciado su violín
si tengo una ciudad a mis espaldas
y a mi lado lo que siempre quise
un testigo lúcido y solidario
que contempla el gesto de los que me sostienen
siempre tengo una mano lánguida y caída
para que alguien baje de su gloria y la bese
para que alguien me diga estoy aquí y detrás tu ciudad
y yo pueda derrumbarme sostenida en la vejez
en las calles que fueron el mejor escenario de mi vida
Si alguien tiene que ser después, Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2010.
Aires, 2010.

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